La dermatología estética normalmente se considera una rama de la dermatología que tiene como objetivo mejorar el aspecto de la piel de una persona que no presenta ninguna patología, y que intenta corregir o retrasar el envejecimiento cutáneo, paliar defectos físicos, o simplemente mejorar el aspecto.
La estética como comentamos es una rama de la dermatología, ya que el órgano de estudio es la piel en su totalidad, en el caso de la estética el motivo de consulta de la persona o el paciente es mejorar aspectos que le disgustan de su piel, que no necesariamente representan una enfermedad.
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La Organización Mundial de la Salud define salud como “ Un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. La estética en este caso se encargaría del componente mental y social de esta definición, la mayor parte de los motivos de consulta son aspectos de la piel que no agradan al paciente y que les pueden ocasionar alteraciones en el estado de ánimo o trastornos de autoimagen. Exactamente en este punto es en donde la dermatología y la estética trabajan de la mano para aportar al paciente un estado de salud integral de la piel, mejorando no solo las enfermedades específicas sino proporcionándole un bienestar mental y social respecto a su piel.
Los tratamientos de dermatología suelen complementarse con tratamientos estéticos, por ejemplo un paciente que acude al dermatólogo por acné y secuelas como manchas y cicatrices, va a requerir tratamiento dermatológico para controlar acné e instaurar medidas de cuidado de la piel, y como complemento debemos tratar las secuelas con opciones estéticas como aplicación de peelings, micropunciones, láser entre otros. Estos últimos se consideran estéticos pero si no los indicamos el paciente no se va a beneficiar del tratamiento de manera integral. Otro ejemplo son los pacientes que acuden por caída de pelo, a quienes indicamos productos específicos anticaída que no necesariamente van a mejorar el aspecto del pelo, y por eso es necesario complementar con suero, mascarillas o aceites capilares que logren una mejoría en la calidad del pelo y no solo enfocarnos en la piel cabelluda.
De manera personal creo que no debe existir una división entre dermatología y estética ya que se complementan, y como médicos nuestro deber es ofrecer al paciente un estado de salud integral en donde ofrezcamos un tratamiento completo y que cubra todas las esferas, física, mental y social.
Los dermatólogos al igual que el resto de especialistas médicos, deben estar certificados por el consejo de su especialidad, y deben mantenerse actualizados con diferentes cursos congresos y re-certificaciones. Es importante que el paciente que acude con nosotros este seguro de nuestra preparación, actualmente internet es una herramienta muy útil para corroborar la preparación de los médicos, y lo primero que hay que buscar es que sean médicos certificados por el Consejo Mexicano de Dermatología.
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Referencias
Organización Mundial de la Salud. (Octubre de 2006). Constitución de la Organización Mundial de la Salud. 45. Ginebra.
Martini MC, Chivot M, Peyrefitte G. (2007). Dermocosmética y estética. Masson. España