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Toxina Botulínica más allá de las arrugas

Introducción

La toxina botulínica es una proteína neurotóxica producida por Clostridium botulinum, la bacteria responsable del botulismo. Esta toxina debilita o paraliza los músculos esqueléticos. Los efectos de la toxina botulínica son temporales y generalmente duran entre 3 y 6 meses. Dos serotipos de la toxina se han formulado para uso clínico: la toxina botulínica tipo A (BoNT-A) y la toxina botulínica tipo B. El primero es el serotipo más potente.

Dentro de las marcas más usadas de toxina encontramos Botox, Dysport y Xeomin todas toxina botulínica tipo A (BoNT-A)

Estas presentaciones se diferencian en su concentración de toxina, lo que impacta directamente las unidades administradas para el tratamiento. Es notable que Xeomin no requiere refrigeración. Las diferentes formulaciones también demuestran duraciones variables de efecto. Por ejemplo, se ha observado que Dysport tiene una duración de acción más prolongada que Botox, posiblemente debido a concentraciones más altas de toxina.

Cambios en la piel con tratamientos repetidos de toxina

La inyección de toxina botulínica puede provocar varios cambios fisiológicos en la piel, incluyendo la reducción de la producción de sebo y el alisamiento de la piel, causado por la disminución de los efectos de tracción de los músculos adheridos a la piel.

El efecto de la toxina botulínica en la producción de sebo ha sido estudiado durante la última década, con múltiples estudios que muestran resultados prometedores.

En varios estudios se demostró que la administración de pequeñas dosis de toxina botulínica diluida en el plano dérmico o subdérmico disminuye la producción de sebo por las glándulas sebáceas, y se acuñó el término "microtox".

Esta aplicación de toxina botulínica es beneficiosa para personas con piel grasa o propensa al acné, como se ha demostrado en estudios, porque puede ayudar a controlar el exceso de grasa y minimizar la aparición de brotes.

La inyección superficial de toxina botulínica permite a los pacientes mantener el movimiento muscular, logrando un resultado más natural y menos "congelado". Estudios adicionales han combinado toxina botulínica con ácido hialurónico en una formulación de microtox y micro ácido hialurónico para mejorar la hidratación de la piel.

Teóricamente, la relajación muscular puede ayudar a minimizar la pérdida de agua a través de la piel, permitiendo que la piel retenga la humedad de manera más efectiva. Esto puede contribuir a una apariencia más rellena e hidratada.

La relajación muscular inducida por las inyecciones de toxina botulínica puede mejorar la circulación sanguínea en las áreas tratadas. Un análisis reciente de estudios realizados en modelos animales mostró que la toxina botulínica causa vasodilatación.

También encontraron que la toxina botulínica aumentó la supervivencia de los colgajos en un 26%. Se necesitan más estudios en humanos y, si se demuestra una mejora similar en el flujo sanguíneo, tendrá valiosas aplicaciones estéticas.

Un mayor flujo sanguíneo aporta más oxígeno y nutrientes a la piel, promoviendo una tez más saludable y apoyando los procesos naturales de reparación de la piel.

Otra área de investigación en curso es el uso de la toxina botulínica para tratar la rosácea y el enrojecimiento facial asociado con la menopausia.

Se cree que la toxina botulínica puede mejorar el enrojecimiento por su capacidad para suprimir la liberación de acetilcolina en el sistema vasodilatador cutáneo y por inhibir mediadores inflamatorios. Sin embargo, existen datos contradictorios sobre la eficacia de  la toxina botulínica en el tratamiento de estos trastornos y se necesitan más estudios.

Múltiples estudios han demostrado que la toxina botulínica mejora la apariencia de cicatrices faciales y del cuello al aliviar la tensión muscular en la cicatriz mientras se cura y a través de las propiedades antiinflamatorias de la toxina botulínica.

Un estudio que examinó a 15 pacientes sometidos a tiroidectomía mostró que los pacientes que recibieron entre 20 y 65 U de toxina botulínica inyectadas en la cicatriz dentro de los 10 días posteriores a la cirugía tuvieron mejores puntuaciones de cicatriz y mayor satisfacción en comparación con los pacientes que recibieron inyecciones de solución salina.

Tres estudios clínicos han investigado el uso de toxina botulínica para mejorar la apariencia de las cicatrices. Los tres estudios administraron toxina botulínica intralesional a 2.5 U/cm³ una vez al mes durante un total de 3 meses y encontraron que los pacientes que recibieron toxina botulínica tuvieron mejoras en la satisfacción, el eritema y el picor.

Vale la pena señalar que, aunque estos cambios fisiológicos pueden ocurrir como resultado de los tratamientos con toxina botulínica, su alcance y duración pueden variar entre los individuos. Factores como la frecuencia del tratamiento, la dosis y las características individuales de la piel pueden influir en los efectos específicos experimentados por cada persona.

Recomendaciones de Tratamiento por Región Anatómica

Los usos estéticos más usados para toxina botulínica incluyen el tratamiento de las siguientes áreas:

  • Líneas horizontales de la frente
  • Líneas glabelares
  • Líneas laterales de ojos (conocidas como patas de gallo)
  • Líneas horizontales nasales (conocidas como "líneas de conejo")
  • Caída de la ceja (ptosis de ceja)
  • Caída de la punta nasal (ptosis de la punta nasal)
  • Exposición gingival excesiva al sonreír (conocida como "sonrisa gingival")
  • Labio superior largo (técnica conocida como "lip flip")
  • Sonrisa caída (comisuras de la boca hacia abajo)
  • Líneas periorales (líneas alrededor de la boca)
  • Hipertrofia del masetero (agrandamiento del músculo masetero)
  • Mentón con hoyuelos (mentón con aspecto de "piel de naranja")
  • Bandas platisma del cuello (bandas de músculo en el cuello)

Estos tratamientos representan aplicaciones adicionales de la toxina botulínica que pueden mejorar la apariencia estética y abordar diversas preocupaciones faciales y del cuello.

 

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julio 17 2024 Artículo revisado por: Dra. Ana Castillo Salazar